Se dice que las delanteras ganan partidos y que las defensas ganan campeonatos. A Tucumán todavía le falta un partido más para comprobar si esto último efectivamente es cierto, pero sabe que hasta ahora va por buen camino. Con una buena combinación entre contundencia ofensiva y solidez en la retaguardia, ha logrado instalarse otra vez en la final del Argentino. Instancia que, dicho sea de paso, había alcanzado por última vez en 2010, cuando conquistó su último título. ¿Dónde? En Rosario, el mismo lugar donde el sábado buscará recuperarlo.
En su camino hasta la definición, la "naranja" cosechó 139 puntos a favor y apenas 46 en contra. Sólo Buenos Aires, el gran favorito a la corona, logró anotarle más de 12 puntos.
También habla de su seguridad en el fondo la cifra de tries en contra: apenas cuatro en igual cantidad de partidos, lo que lo convierte en uno de los líderes del rubro. De hecho, los dos que le convirtió Salta se debieron más a desconcentraciones momentáneas de un equipo cuya superioridad en el marcador resulta era indescontable.
"La gran virtud que muestra Tucumán es que tiene mucho tiempo la pelota de su lado, porque hay una buena obtención a partir del scrum y del line. Eso te ayuda a tener más opciones para atacar, pero también te permite pasar menos tiempo defendiendo", explicó el entrenador José Macome.
"También tiene que ver que los jugadores son muy solidarios entre sí, muy comunicativos, y si alguno falla en un tackle, lo subsanará otro. Eso es porque el grupo es muy unido", subrayó.